domingo, 11 de julio de 2010

Ingrid: Caperucita Roja o Lobo Feroz?


En estos días de vacaciones, he estado recordando aquellos cuentos que solían leerme mis papás en la niñez, y en estos últimos días he recordado aquel de la niña tierna e inocente que se fue a visitar a su abuelita enferma y que se internó en el medio del bosque, habló con extraños, se fue por el camino equivocado y terminó en la barriga del lobo feroz, se acuerdan de Caperucita?
Bueno nosotros tenemos la versión colombiana de Caperucita, Ingrid Betancourt, nuestra Caperucita tampoco le hizo caso a las advertencias del Estado, y terminó perdida en el bosque o mejor dicho en la selva, durante unos cuantos años, se metió en la boca del lobo, la secuestraron y allí se quedó hasta que llegó el leñador en un helicóptero de la cruz roja a rescatarla de las fauces del lobo feroz. Sin embargo, en nuestro caso Caperucita ha decidido culpar al leñador alias Estado, por su secuestro, cobrándole la módica suma de quince mil millones de pesos.

No se han hecho esperar las muestras de indignación y de rechazo de varias personalidades del país, así como miles de mensajes en Twitter y en Facebook de ciudadanos comunes que no podemos creer las agallas de la señora Ingrid.
Ella fue la que se quiso ir voluntariamente a la selva para que la secuestraran pese a las advertencias hechas por el gobierno, diciéndole que lo mejor era que no fuera porque se exponía a un secuestro. Se le dijo, se le advirtió y ella, con su delirio de Caperucita se fue a meter a la boca del lobo y ahora viene a echarle la culpa al gobierno de su terquedad. ¿Qué tal que yo deje a mi Caperucita, así llamo a mi moto, con las llaves pegadas en el centro de Bogotá a las 11 de la noche con un letrero que diga róbeme y luego venga a demandar a la Policía por no cuidarme la moto?... el de Ingrid es un argumento totalmente absurdo.


Primero fue a servírsele en bandeja de plata a la guerrilla, luego la rescataron y dejó tirado al pobre Juan Carlos Lecompte (que personalmente no creo que sea tan inmaculado), luego se fue a vivir a Francia, porque obviamente se averguenza de su país, y ahora volvió sólo para que nosotros los colombianos le arreglemos la vida con nuestro dinero porque al parecer Francia ya se cansó de mantenerla.

Hay varios juristas que dicen que es una demanda jurídicamente inviable, y muchos estamos esperanzados en que realmente así sea, sin embargo, hay que tener en cuenta que el estado tiene el deber de proteger a sus ciudadanos y además existe algo llamado comunidad internacional que ejerce presión sobre los gobiernos y que tiene el poder suficiente para hacer que pasen cosas inimaginables, sobretodo cuando se trata de temas humanitarios. Así que siento decírselo a mis queridos compatriotas pero Ingrid tiene a la poderosa comunidad internacional de su lado y además es ciudadana de uno de los países más influyentes del mundo, la belle France. El mundo no ve al lobo feroz detrás de la suave y blanca piel de oveja de Ingrid, el mundo ve a una mujer que estuvo demasiados años secuestrada en la selva de un país salvaje llamado Colombia, así que creo que el estado va tener que empezar a meterse la mano en el bolsillo.

Con respecto a los otros secuestrados, sobretodo los que fueron liberados y no rescatados, creo que la historia es muy diferente, porque es cierto que muchas veces el estado no le presta mucha atención a la seguridad de los empleados públicos, y es cierto que a muchos los dejaron podrirse en la selva, así que considero que son harina de otro costal...pero lo de Ingrid, es realmente el colmo de los colmos.
Por ahora sólo nos queda esperar en qué termina este cuento de misterio y traiciones, será que el pulpo que ya quedó desempleado hasta dentro de cuatro años nos dice algo?

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