jueves, 13 de enero de 2011

A Margarita y Mateo:

Sé que este blog habla de política, sé que para muchos tal vez sean dos muertes más. Pero hoy decidí que no había mejor forma para retomar mi blog que hacerlo en esta ocasión, pocos días después del brutal asesinato a dos estudiantes de biología de la Universidad de los Andes, a manos de un grupo armado al margen de la ley. Hoy la comunidad Uniandina se va a reunir en la Iglesia de las Aguas y va a sembrar dos árboles en la facultad de ciencias uno a nombre de Margarita y otro a nombre de Mateo. Desafortunadamente yo no podré estar ahí,hay ciertos compromisos que no puedo aplazar, así que esta es mi manera de decirle a Mateo y Margarita, a sus familias, que no los olvidamos.

Como estudiante de los Andes, como antropóloga, como politóloga de la misma universidad, como joven, como colombiana, creo que es imposible no sentir el vacío y la impotencia al ver que dos personas con toda la vida por delante dejaron este mundo por culpa de unos inconscientes que no entendieron su curiosidad científica y su amor por la naturaleza.

No nos conocimos, pero estoy segura que hemos de habernos cruzado varias veces por los pasillos de la U, tal vez en el Bobo, tal vez en el Z o en el ML, pero quiero decirles que su muerte me ha causado un gran dolor, y me ha recordado que esta violencia no nos deja ser libres y no deja que este hermoso país salga adelante, una vez más la realidad me pegó de frente para decirme que ser joven no significa que uno tiene la vida comprada por más invencibles que nos sintamos.

Su muerte me recordó aquella salida de campo en el Atlántico en la que tuvimos que hablar con la policía del pueblo para que supiera que estábamos ahí, tratando de hacer una investigación arqueológica; recuerdo también que ese mismo día nos dejaron muy claro que no podíamos pasar mas allá de ciertos lugares porque nuestra vida podía correr peligro, recuerdo que mis papás no querían que fuera, ahora entiendo el por qué, lo que sigo sin entender es el por qué unos pocos seres deplorables se sienten con el derecho de decidir sobre la vida de muchos, en particular sobre la vida de jóvenes inocentes que no tienen nada que ver con esta guerra. Ustedes sólo querían pasar unas vacaciones, haciendo lo que más les gustaba, tomando lindas fotos, poner en práctica sus conocimientos científicos y nunca imaginaron que eso les podía causar la muerte, pero quién puede imaginarse que esos son motivos suficientes para que acaben con la vida de uno? Ninguno de nosotros lo hubiera pensado, y aún así ocurrió.

No existen palabras suficientes para manifestar mi indignación, lo único que me queda por decir es: Mateo y Margarita los vamos a extrañar.